Hipótesis de partida y objetivos generales
Las asociaciones de emigrantes han ido evolucionando a lo largo del tiempo, presentando un cambio significativo en la actualidad, que manifiesta, tal y como ha manifestado el profesor J. C. Moya (2014), algunas continuidades con lo anterior pero también muchas diferencias. El asociacionismo emigrante constituye un fenómeno ubicuo, una práctica excepcional que se amplió en una determinada fase de la modernidad, la de la llamada «emigración en masa», y que sin duda se ha modificado en la era de internet. El asociacionismo, como forma particular de sociabilidad basada en el agrupamiento voluntario, se vincula con la complejidad social. Se expande con el mayor desarrollo institucional de los estados y sociedades receptoras y está relacionado con la existencia y la expansión del estado del bienestar en Europa. Es indudable que la vitalidad institucional de los emigrantes del siglo XIX y los primeros tres cuartos del XX supera la de las nuevas oleadas posteriores, pero también hay que tener en cuenta que los contactos a través de la red entre las poblaciones inmigrantes actuales han alcanzado un grado de intensidad que algunos estudiosos definen como una nueva modalidad de asociacionismo.
Por un lado las asociaciones de emigrantes se encuentran inmersas en un proceso de evolución y modificación de sus patrones de sociabilidad, en relación con los cambios en los países en que se asientan, la progresiva desaparición de una masa significativa de emigrantes nacidos en España -y el envejecimiento de los que quedan-, la incidencia de las nuevas tecnologías y la revitalización de muchas o la creación de otras nuevas asociaciones en relación con el proceso de modificación de la organización territorial en España. Estos cambios provocan a su vez modificaciones en los procesos de nacionalización de los emigrantes que las conforman -aspecto que ha sido tratado de forma parcial en el congreso Factores de Nacionalización en la Sociedad Española Contemporánea, celebrado en Vitoria el pasado mes de junio.
Es conocido el cambio que implica en cuanto a la vinculación y la identidad, la configuración de las distintas generaciones vinculadas a la emigración y las diferencias en la perspectiva de padres, frente a la de hijos y nietos (muchos de ellos nacionalizados españoles) en este aspecto. Los nietos de los emigrantes directos reflejan un interés, que responde a una motivación compleja, no unívoca, en ese proceso de reajuste y de acomodación identitaria.
Por otro lado las nuevas tecnologías de la comunicación y los procesos de transnacionalización que se desarrollan en el campo de los procesos migratorios, configuran nuevas formas y espacios de sociabilidad (a veces dentro de los antiguos), en muchas ocasiones condicionados a la evolución constante de las mismas tecnologías que le dan soporte, que se han demostrado tremendamente eficaces en el tejido de nuevas redes interpersonales y colectivas entre los nuevos emigrantes. Foros, grupos y comunidades en las diferentes redes sociales, blogs y bitácoras, que sustituyen o implementan a los antiguos espacios de sociabilidad formal. En este horizonte las terceras generaciones de emigrantes -fundamentalmente formada por nietos de emigrantes directos-, así como los nuevos emigrantes, configuran novedosas formas de interacción con el medio, de relacionarse con el lugar de origen y con las sociedades de acogida.
En la presente investigación el objetivo principal estriba en profundizar en algunos aspectos concretos de la sociabilidad emigrante, en relación con los procesos de vinculación e identidad con las sociedades de acogida y los lugares de salida, que creemos que no se le ha prestado toda la atención que requiere.
Sería complejo plantear un análisis global de este proceso emigratorio español y del fenómeno asociacionista vinculado al mismo, por lo que para analizar algunos aspectos significativos del proceso la presente investigación se centrará en cuatro ámbitos emblemáticos, presentados como estudios de caso: Cuba y Argentina, como destinos históricos más emblemáticos, y Alemania e Inglaterra como destinos más significativos de recepción tras la Segunda Guerra Mundial y en las nuevas oleadas migratorias actuales.
Argentina, habiendo recibido la mayor parte de esa emigración, será el país que refleje un nivel de asociacionismo más extenso y variado, revistiendo así una notable complejidad, aunque predomina, por encima del resto, el asociacionismo de carácter mutual, al que debemos sumar el cultural, recreativo etc. El argentino es el campo más adecuado para analizar esos aspectos de vinculación y revitalización del asociacionismo en la actualidad protagonizados por las nuevas generaciones etc.
En el caso cubano, tiene algunas características especiales, no solo por ser el más temprano, y porque durante mucho tiempo se desarrolla en el contexto de la vinculación de la colonia a la corona española, sino porque en la isla los procesos asociativos derivados de la emigración –que se cortan en los años 30-, tiene un fuerte contenido de identidad regional (no contradictoria con la identidad global española, y van a mantener una importante vitalidad hasta la revolución de 1959.
Este cambio político supone así mismo un cambio en las asociaciones nominalmente españolas, que por otro lado son las fundamentales en la Isla, con una oferta asistencia, sanitaria, y cultural fundamental hasta el 59. Las circunstancias políticas del país han proporcionado una impronta especial a esa emigración y a ese asociacionismo que ha constituido un elemento fundamental de pervivencia de España en Cuba y que juega un papel fundamental en este momento en la rehabilitación de esa vinculación.
La huella de asociaciones con decenas de miles de asociados (los centros Gallego, Asturiano, Castellano, de Dependientes de Comercio, Hijas de Galicia etc.), es muy profunda, y tiene aún una significativa presencia con características muy concretas en la actualidad. No se puede entender la presencia de España en Cuba sin tener en cuenta el más del millón de emigrantes y las notables asociaciones españoles, algunas vigentes desde la década de los 40.
Tanto en el caso argentino como el cubano, hay un tipo de asociacionismo que prácticamente solo se da en estos países, la muestra más acabada entre los lugares de salida y llegada, entre sus emigrantes y sus proyectos centrados en mantener esa vinculación y sus posibilidades de retorno: son las llamadas sociedades microterritoriales de las que un buen número siguen existiendo con una notable nómina de socios. Para el estudio de estas asociaciones hay un campo prácticamente inexplorado, el análisis en profundidad de los testimonios de los propios emigrantes y la prensa vinculada a ese tejido asociativo.
Tras la Segunda Guerra Mundial el relevo de América lo toma Europa, siendo Francia, Suiza, Holanda, Alemania e Inglaterra los países que reciben un mayor contingente de emigrantes. Inglaterra ocupa un papel menor, en esos momentos, pero lo jugará más adelante. El tejido asociativo, ya sea el liderado por sindicatos, la iglesia o las asociaciones de padres, será ahora globalmente español (y va a predominar sobre sociabilidades de corte regional, en la que predominan andaluces y catalanes).
El estudio de emigración, en la que la vinculación es más cómoda (las distancias con los lugares de origen son más cortas, y las comunicaciones son más accesibles), pero en la que se produce un proceso de asentamiento de emigrantes y descendientes, en interesante en términos comparativos. También prestaremos atención a la relación, las conexiones y los puentes entre este asociacionismo y los nuevos emigrantes que están llegando a estos países.
En el análisis de esta nueva emigración es especialmente significativo el caso de Inglaterra, donde no se desarrolló un movimiento asociativo especialmente fuerte (pues su incidencia migratoria tras la guerra fue algo menor) y por tanto no existe ese enganche histórico, pero que hoy constituye uno los países más receptores y donde más casos de nuevas formas de sociabilidad estamos detectando. A su vez Inglaterra se adelantó como destino de emigración al comienzo de la crisis, debido a la su gran demanda de personal sanitario desde mediados de los años 90.
En definitiva pretendemos ofrecer un modelo de análisis de los ámbitos de sociabilidad migrante desde el presente, sin olvidar el pasado reciente del fenómeno y el impacto de las nuevas tecnologías en este proceso.