Metodología

Para el objetivo A, en lo que afecta al mapa del asociacionismo migrante español en Buenos Aires, Caracas y La Habana, utilizaremos técnicas convencionales de investigación para elaborar una base de datos, combinando el análisis historiográfico, las fuentes documentales y las entrevistas. Todo ello se volcará y gestionará mediante un SIG que pueda actualizarse y mostrarse en abierto, con capas dinámicas en cuanto a cronología y espacios urbanos. En paralelo, en esta base de datos se incluirá también la información referida a los fondos archivísticos, disponible en gran medida gracias a los esfuerzos de sistematización de entidades como el Archivo de Indianos, el Centro de Estudios de la Emigración Castellana y Leonesa, el Archivo de la Diáspora Vasca o el Arquivo da Emigración Galega. En este inventario se incluirán las colecciones de fotografía, cine o correspondencia que estén en manos de particulares y podamos vincular con asociaciones españolas concretas.

Para los objetivos B, C, D y E se requiere de una metodología combinada que se sustentará en el análisis histórico de las fuentes documentales y en las entrevistas. Tiene aquí un papel destacado el estudio de fondos archivísticos de instituciones estatales de los países receptores y española. Tanto o más interés que los documentos oficiales, tienen los documentos producidos por las asociaciones; debemos aproximarnos al contenido de su documentación formal para las décadas de 1960 en adelante, cuando se conserva. Para las tres localizaciones también hemos previsto la realización de entrevistas a directivos y socios recurriendo a una metodología sobradamente testada para el caso que nos ocupa (Merino 2012) y que es fundamental para el desarrollo de otro de los objetivos, el F. El número deseado de entrevistas se sitúa, para cada ciudad, en unas 30, buscando aquí el “punto de saturación” que señaló Bertaux. El estudio combinado de todos estos materiales debe cruzarse para alcanzar los objetivos propuestos.

Para el objetivo F (y el A en lo que atañe al mapeo de archivos) nos nutrimos del marco interdisciplinar de la historia digital (Seefeldt y Thomas, 2009; Weller, 2013) que analiza y representa el conocimiento histórico al combinar la historiografía de corte clásico con el potencial de las tecnologías de la información y la comunicación, en este caso concreto, con el mapeo de activos comunitarios (Kretzmann y McKnight, 2004) y con el análisis reticular de coincidencias como técnica de la emergente ciencia de datos (Escobar y Tejero, 2018). A ello se suma nuestra experiencia y reflexiones en la depuración de bases históricas de carácter prosopográfico en la necesidad de afinar mediante “orfebrería de datos” (Dacosta y Díaz de Durana, 2017), el análisis y representación de redes sociales o los nuevos enfoques con perspectiva de género en la construcción de biografías colectivas (Flecha-García y Palermo, 2019; López San Segundo y Frutos, 2020).